Javier Alvarado, Premio Nicolás Guillén


Javier Alvarado obtuvo el XV Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén compitiendo con 750 libros procedentes del Caribe hispano (Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana), así como de Estados Unidos, Europa, Sudamérica, África y Asia, donde residen autores de origen caribeño.
El jurado de este concurso —que convocan la Universidad de Quintana Roo, el escritor mexicano Jorge González Durán, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y la revista mexicana Río Hondo— otorgó también mención honorífica al poemario Acotaciones del viajero, del cubano Arístides Valdés Guillermo; y menciones a Rumor nocturno del colombiano Gustavo Zuluaga, y Loa y diatriba de las 5 piedras del colombiano Zairo Anillo Martínez. Aquí un poema del autor panameño.


RECUERDO DE MATACHÍN

Matachín reverbera bajo las aguas
Con su voz ahorcada y su dialecto
Con su rostro de músico y sus dedos embadurnados por azogue;
Es una franja de tierra que no puedo olvidar. No la ignoro
Y la acaricio,
La huelo como el primer milagro
Que brotó tras el diluvio
Con sus hojas graduales.
Cierro mis puños y los abro tratando de bracear
Sobre este lago
La vendimia del dolor;
Las letras paganas que compusieron su bitácora de viaje;
Sus maletas llenas de suicidios, y de muertes.
De auroras y de pueblos perdidos

Matachín regresa a mis salomas
Como una constelación que se recoge,
Como una estrella calcada,
Como un grito hechizado a la intemperie.

Aún albergo las ansias de montarme en tren,
De seguir los caminos y los rieles,
Los campos donde se disemina la faena
Donde está Uh Mei con su loto,
Con su estanque de páginas muertas.

Me apresuro a llegar hasta la iglesia de La Línea
Donde la campana sigue tañendo
A pesar del peso salobre de las aguas, me apresuro
A dar cuerda a un gran reloj que sigue andando
Nadie sabe la razón, la hora ni el por qué;
En sus péndulos veo parpadear un mundo
Con su cola de tucán, con sus páramos ausentes.

En Matachín hay una estación. Móntate.
Algún día llegaremos a la eternidad
En lomo de tren. Aquí yacen los chinos dormidos
Con sus colores y canciones. El tren inició
Con los colores del suicidio. Ahora todo es el sabor
Del olvido con su locomotora
Y su hierro oxidado

Móntate.
Algún día llegaremos a la eternidad
En lomo de tren.


Javier Alvarado(Santiago de Veraguas, 1982). Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010 con su obra Carta Natal al país de los Locos. Primer Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos parlantes para estaciones de ceguera. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 con el libro Balada sin ovejas para un pastor de huesos.Premio Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua por su libro El mar que me habita. Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012 por su libro Viaje solar de un tren hacia la noche de Matachín. Obra Publicada: Tiempos de vida y muerte (2001); Caminos errabundos y otras Ciudades (2002); Poemas para caminar bajo un paraguas (2003); Aquí, todo tu cuerpo escrito, 2005; Por ti no pasa nunca el tiempo (y otros poemas al espejo) (2005); No me cubre de edad la primavera (2008), Soy mi desconocido (2008), Carta natal al país de los locos (México, 2011), Ojos parlantes para estaciones de ceguera (Nicaragua, 2011),  Balada sin ovejas para un pastor de huesos (2011).