Los artistas de la CIA

Por Armando Romero

El escritor colombiano radicado en Estados Unidos decidió participar de la polémica instaurada por el artista Fernando Maldonado sobre el oscuro papel de la CIA en el arte, en oposición al Realismo Socialista. Romero presenta aquí su singular e importante reflexión al respecto.

He leído con mucho interés la reseña de Fernando Maldonado al libro de F. S. Saunders sobre el papel activo de los organismos estatales norteamericanos en el desarrollo cultural de movimientos artísticos de la década del 50 y el 60. Parece imposible que se pueda pensar que Jackson Pollock sea un producto de la CIA, y que todo el movimiento de Action Painting también lo sea. La verdad es que no se necesitaba crear un arte tan sofisticado conceptualmente para desdibujar el pésimo arte real-socialista de la Unión Soviética. Sin embargo, valga la pena anotar algunos puntos valiosos en lo que señala Maldonado, el famoso Congreso por la Libertad Cultural creado desde los Estados Unidos tuvo buenos seguidores en América Latina. Durante mis años de juventud, en la década del 60 pude conocer en Lima a Julio Ortega y Jorge Luis Recavarren quienes dirigían la Galería Cultura y Libertad. Era obvio que su pensamiento liberal (no de derecha o extrema-derecha) estaba enrumbado a poner en juicio los postulados artísticos que impulsaba la revolución cubana. Fue allí en Lima que yo escuché, de boca de uno de ellos, la futura creación en Caracas de la Editorial Monte Ávila. El fundador de esta editorial era el intelectual venezolano Simón Alberto Consalvi, quien había pertenecido a los grupos cercanos a Acción Democrática, partido de Rómulo Betancourt. El primer director sería el español republicano Benito Milla, director de Alfa Editorial en Montevideo, y quien había publicado allí a muchos escritores uruguayos y extranjeros, sin distinción de partido político. En Santiago también conocí a Martín Cerda, director en ese entonces de la galería Libertad, y quien estaba también dentro de este grupo opuesto al castrismo. Allí en esta galería dicté dos conferencias sobre el nadaísmo, muy bien atendidas por los intelectuales chilenos.  Martín Cerda sería años después presidente de la Asociación de Escritores Chilenos. Como ustedes pueden ver, es obvio que Estados Unidos estaba interesado en apoyar a todo movimiento que se opusiera a Cuba, así como la Unión Soviética estaba haciendo lo contrario. El juego de siempre. ¿Podría ser de otra manera? Yo estaba aquí en Chicago a principios de la década del setenta cuando Picasso, viejo y recalcitrante comunista, le regaló su célebre escultura a la ciudad, dominada en ese entonces por el Jefe Richard Daley, vocero del buen capitalismo norteamericano.
Cuando en 1971 la Universidad de Columbia le otorgó el doctorado honoris causa a García Márquez recuerdo que dijo que era de “sentido común” ir a recibirlo.
La verdad es que, visto desde nuestros días, muchos de los escritores latinoamericanos  que se pusieron en la década del sesenta en uno u otro bando han dado vuelta, y así en Venezuela viejos simpatizantes del liberalismo de Acción Democrática hoy son fervientes chavistas, y muchos de los viejos amigos de Castro en Colombia hoy ven las cosas en Cuba con gran distancia. No juzgo. Creo que los escritores y artistas tienen derecho a jugar el papel político y social que crean les es más cercano. Saul Bellow, viejo trotskista terminó sus días en la extrema derecha. Ya en Venezuela, ese mismo grupo que estaba al lado de la editorial Monte Avila y las revistas Imagen, Zona Franca (Juan Liscano, Guillermo Sucre, Esdras Parra, Juan Sánchez Peláez) se encargará de rescatar a Gonzalo Rojas luego de la caída de Allende. Y en definitiva la Editorial Monte Ávila, hoy al servicio de la causa chavista publicó recientemente uno de mis libros, no siendo yo un participante de ninguna causa política, menos del chavismo, uribismo, o como se llame. Con la administración anterior, adeca y copeyana, había publicado 3 libros. Estos libros los publicaron gente que cree en mi trabajo, y yo en ellos creo, en amistad.
Siempre devoto de Con-Fabulación y de la amistad de ustedes.